La suba del dólar ya se siente en los precios minoristas y pegará en los índices de inflación de los próximos dos meses, al menos.

El gobierno especula que, al estar el consumo por el piso, ni los fabricantes ni los comerciantes se atreverán a pasar a precios el nuevo envión del dólar, pero las listas que están llegando a supermercados de todo el país parecen desmentir esa pretensión. Y en caso de que se generalicen, no parece que las autoridades nacionales tengan a mano muchas herramientas para dar vuelta la tendencia. Así, el nuevo escenario inflacionario pondría en riesgo la presunción victoriosa del gobierno respecto de las lecciones de septiembre en la provincia de Buenos Aires, y de octubre a nivel nacional.

La novedad del fin de semana son las nuevas listas de precios que envían los fabricantes de productos de consumo masivo (alimentos y bebidas, limpieza e higiene personal) y llegan a las grandes cadenas de supermercados.

Se confirma en una de esas firmas comerciales con muchas bocas de expendio, especialmente en el conurbano bonaerense, que comenzaron a recibir esas listas de precios y que “en un principio” decidieron aceptarlas “dando aviso” a la Secretaría de Comercio, que dirige Esteban Marzorati.

En otras cadenas optaron por “negociar” con los fabricantes a fin de que los incrementos en las góndolas sean menores al 5%, con la ilusión de que ello podría ser más digerible para los consumidores y las autoridades del Ministerio de Economía.

Advertido de la situación, el presidente Javier Milei se metió ayer en la pulseada al replicar en su cuenta de la red social X un posteo de un seguidor que aseguró que “Las cámaras de supermercados y grandes superficies ya están rechazando los aumentos de las listas de precios de los proveedores q están llegando en estos días. No convalidarán aumentos en góndolas. Oficial de la Cámara. Dato”.

Pero a pesar del deseo del fanático mileísta, se espera que desde mañana mismo se noten las remarcaciones en las góndolas, proceso que duraría al menos toda la semana, justo en el momento en que se reiniciará el ciclo mensual de compras impulsado por el cobro de los salarios tanto del mes de julio como de la segunda quincena de ese mes.

Los fabricantes que ya están subiendo sus precios son Unilever (que produce las marcas Hellmann’s, Knorr, Dove, Axe, Lux, Comfort y Lifebuoy), Mondelez (Terrabusi, Oreo, Milka, Tita, Rhodesia, Beldent, Tang y Clight), SC Johnson (OFF!, Fuyi, Raid, Glade, Lysoform, Mr. Músculo y Blem), Dreamco (Plusbelle, Zorro, Federal y Okebón) y Newsan (Pampers, Allways, Gillette, ex Procter & Gamble).

También se notaron subas en los dos grandes fabricantes de bebidas y en los importados que son adquiridos en forma directa por las grandes cadenas de supermercados.

La suba del dólar tiene un impacto directo en los productos de consumo masivo que tienen referencia con el dólar, como los importados y los que tienen precio internacional (desde la carne y la soja hasta el petróleo y las naftas). Y, además, está el impacto secundario dado por la suba de los precios de los insumos de producción, que las industrias trasladan aguas abajo, hacia los comerciantes.

Por eso es que las subas se dan en todo el país. En parte porque la producción de los bienes de consumo masivo está muy concentrada en pocas manos, y en parte porque la suba del dólar le pone una aceleración uniforme a la dinámica de los precios.

La industria se excusa con que los aumentos de precios responden a un alza del dólar que se les volvió “insostenible” en un cuadro de crisis industrial galopante. Existe un desfasaje claro entre la marcha del valor del dólar y la de los precios en general. Desde que el gobierno nacional modificó el régimen cambiario, a principios de abril, el dólar mayorista –que es el que se usa de referencia para las operaciones de comercio exterior– subió un 26,5% (pasó de $ 1078 a $ 1364). En ese período, la inflación acumulada habrá sido del 10% si se le adjudica al mes de julio un valor del 2 por ciento.

La diferencia, dicen los industriales fue absorbida dentro de sus costos, pero el rally del dólar del último mes (14%) y especialmente de la última semana (5,5%) superó sus posibilidades y ello derivó en las nuevas listas a fin de “compartir los costos” con el sector comercial, según explicaron a Tiempo desde un agrupamiento de productores de autopartes.

La importancia de la suba de los productos importados en la canasta inflacionaria se observa también en la estadística de los precios mayoristas. Entre enero y junio de 2025 subieron un 9,1%, pero con grandes diferencias entre los nacionales, que se incrementaron el 9,5, y los importados, que lo hicieron sólo en 5,2%. El alza del dólar le va a pegar a esta “ancla” que el Palacio de Hacienda usó para controlar los precios de la mano de un dólar barato.

En la industria liviana se escudan, además, porque observan que sus propios costos subirán. Las industrias pesadas de insumos difundidos (chapa de acero y aluminio, vidrio, cartón y petroquímica) ya aumentaron sus precios al compás del incremento del dólar, y eso impactará aguas abajo. Del mismo modo, el aumento del dólar derivará en un incremento de los precios de la energía (electricidad y gas) cuya producción está dolarizada.

La suba del dólar ya se traslada a precios y empuja la inflación

Bajo el agua

La transmisión en vivo de la investigación del Conicet en el cañón submarino de Mar del Plata es pasión de multitudes y dio lugar a una oleada de memes. Uno de ellos lo mostraba al ministro Luis Caputo tirado sobre el fondo marino en posición de tomar sol en la playa. El funcionario hizo alarde de esa tranquilidad el jueves, en una conversación que mantuvo en la señal de streaming Carajo.

La causa es sencilla: Caputo cree que el incremento del dólar no pegará en los precios porque quien lo haga “no venderá”. El argumento suena muy poco ortodoxo para el gobierno de Javier Milei, que repite como mantra que la inflación “es en todo momento y lugar un fenómeno monetario”.

Quizá advertido por esa desviación, ayer, el director del Banco Central, Federico Furiase, adjudicó la supuesta desconexión entre dólar y precios internos a una “macro sana, superávit fiscal, no hay emisión monetaria y el Banco Central está capitalizado”. En diálogo con Radio Rivadavia, señaló: “Fíjate que con esta suba del dólar seguimos viendo que la tendencia de desinflación continúa y eso tiene que ver con que no hay convalidación monetaria”, o sea, emisión.

Pero en esa discusión, Caputo tiene razón y Furiase debería revisar el balance del banco que gestiona para ver que se está emitiendo por las pérdidas en las apuestas de dólar futuro (ver página 5).

Por el lado del consumo, sigue planchado por el derrumbe de los ingresos. Según la consultora Scentia, las ventas de las grandes cadenas de supermercados y autoservicios arrojaron resultados negativos mes ames a lo largo de 2024. En el primer semestre de 2025 estaban un 4,5% por debajo de las del mismo período de 2024, cuando las ventas estaban demolidas.

Hernán Letcher, director del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), consideró que “hay dos fuerzas opuestas: una es el tipo de cambio empujando de abajo hacia arriba para que los precios suban y la otra es una caída fenomenal del consumo”. Especuló con la posibilidad de que los fabricantes y comerciantes aumenten sus precios apostando a que la suba de la facturación compense la segura caída de las ventas. “Da la impresión de que el pass through (traslado a precios del movimiento del dólar) no será del 80 o 90% como en anteriores oportunidades, pero sí va a suceder porque el proceso de formación de precios en la Argentina está muy ligado a los costos”.

Caputo

¿Qué puede hacer el gobierno?

Letcher consideró que “el gobierno va a tratar de aplacar la remarcación que se observa ya en varios sectores”.

Pero las alternativas del Ministerio de Economía no son tantas. La más importante es incrementar la oferta de dólares. El economista Juan Manuel Telechea consideró que ante la dificultad de acceder al mercado voluntario de deuda por el elevado riesgo país, el Palacio de Hacienda buscará estimular el endeudamiento privado en moneda extranjera, que ya se encuentra en niveles elevados (U$S 103.348 millones al 31 de marzo, según el último informe del Banco Central).

La otra alternativa más inmediata es pasar a la fase más heterodoxa: presionar a las empresas formadoras de precios y a los supermercados para que no suban los precios o lo hagan de manera muy moderada.

Esta variante tiene varias formas de instrumentación. Una es la vía discreta de los llamados del ministro Caputo a los industriales y comerciantes. Otra es el escrache público. La repetición que hizo Milei al posteo de su seguidor es una muestra de esto último. También el mensaje que le dio Caputo a la automotriz Stellantis cuando en el verano quiso subir sus precios por arriba del 5 por ciento. “Tenemos «herramientas para defender a los consumidores”, espetó el titular del Palacio de Hacienda en esa oportunidad.

¿Esta vez funcionará? «

La suba del dólar ya se traslada a precios y empuja la inflación
Foto: AFP
 
Más facilidades para importar

El gobierno simplificó una serie de trámites de importación y autorización de importación de productos alimenticios e insumos industriales con el fin de presionar los precios hacia abajo, en momentos en los que la suba del dólar impulsa la tendencia contraria.

Lo hizo a través de las resoluciones generales 5730/25 y 5731/25 de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) publicadas esta semana en el Boletín Oficial. A partir de estas medidas, ambas gestiones serán canalizadas a través de la Ventanilla Única de Comercio Exterior Argentino (VUCEA).

La RG 5731/25 incorporó al VUCEA el aviso de importación y la autorización de importación de productos alimenticios, lo que permite presentar, gestionar y validar de manera electrónica los certificados de Recepción de Licencias, Permisos, Certificados y Otros documentos (LPCO).

En tanto, la RG 5730/25 centraliza la documentación en un único punto de entrada digital. La VUCEA permite presentar la información a través de una sola herramienta, en lugar de hacerlo a múltiples organismos de forma separada.

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