Cuando Nearlea salió a la venta en septiembre, el lanzamiento llamó la atención tanto de pacientes como de especialistas. Por primera vez en la Argentina, la presbicia —esa dificultad tan común para enfocar objetos cercanos a partir de los 40 o 45 años— podía aliviarse con un colirio. No se trata de una cura, pero sí de una alternativa temporal a los anteojos y las cirugías refractivas, inaugurando un nuevo enfoque farmacológico para una condición que afecta a casi todos los adultos. Apenas llegó a las farmacias, el precio se convirtió también en una variable a seguir de cerca, como suele ocurrir con cualquier innovación que aspira a incorporarse a la rutina cotidiana.
En las primeras semanas, la novedad transformó la dinámica en los consultorios. Muchos pacientes que hasta entonces veían la presbicia como un destino inevitable empezaron a preguntar directamente si eran candidatos para las gotas, más que a pedir una receta de lentes. Nearlea, desarrollado por el laboratorio Elea, contiene pilocarpina al 1,25%, un principio activo de uso conocido en oftalmología pero aplicado aquí con una finalidad distinta. La gota actúa generando una miosis leve que aumenta la profundidad de foco y permite recuperar por algunas horas la nitidez que se pierde con la edad.

"El cristalino pierde elasticidad y por eso ya no logra enfocar de cerca como antes", explica el oftalmólogo David V. Diamint (MN 123.465 - MP 453.069), subjefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Italiano de Buenos Aires (San Justo). "La presbicia es una condición natural, no una enfermedad. Este colirio no la cura, pero ofrece una herramienta temporal, especialmente útil para quienes aún no quieren operarse." El efecto del medicamento aparece entre los 15 y los 20 minutos y suele durar entre 3 y 4 horas, aunque algunos pacientes refieren períodos más prolongados según la exigencia visual de cada actividad.
Desde su lanzamiento, la demanda fue sostenida, pero los especialistas recuerdan que no todos los pacientes son aptos para el tratamiento. Quedan excluidos quienes tengan cataratas avanzadas, glaucoma no controlado o patologías de retina, y también se recomienda evitar su uso antes de manejar de noche, ya que la contracción pupilar reduce la entrada de luz y puede afectar la visión nocturna. Los efectos secundarios leves —como ardor, enrojecimiento o un dolor de cabeza pasajero— suelen desaparecer en pocos minutos.
A pesar de estas precauciones, Nearlea se instaló con rapidez en el mercado, sobre todo entre quienes usan pantallas durante muchas horas al día y buscan una solución puntual para tareas que exigen lectura o enfoque cercano. En ese contexto, lo que ahora empieza a observarse no es un salto sorpresivo, sino la primera actualización de su valor desde el debut. Y aunque el aumento es leve, sirve para dimensionar cuánto puede costar sostener su uso de lunes a lunes.
Nuevo precio para las gotas anti presbicia
La presentación disponible es de 2,5 ml, equivalente a unas 50 gotas. Usado a razón de una gota por ojo por día, un frasco alcanza para unos 25 días, si se aplica una gota en cada ojo por día. Ese rendimiento —casi un mes exacto— permite estimar de manera más precisa cuál es el costo real del tratamiento sostenido. Cuando Nearlea llegó al mercado, su precio rondaba los $29.000. Dos meses después, el valor se ubica en torno a los $29.500.
La suba, de apenas un 1,7%, no representa un salto significativo frente al comportamiento general del sector ni frente a la inflación acumulada en ese período.
Sin embargo, para quienes consideran incorporarlas a la rutina diaria, el cálculo mensual se vuelve más relevante que el porcentaje del aumento. Si un frasco dura 25 días, para cubrir un mes completo de uso —de lunes a lunes, sin interrupciones— es necesario adquirir una segunda unidad para completar los días restantes. El gasto mensual, entonces, ronda los $59.000. Claro que este valor puede variar: quienes usan las gotas solo en ocasiones puntuales, o quienes las aplican en un solo ojo, estiran el frasco y reducen notablemente el costo.
Diamint insiste en que Nearlea no es una cura ni una solución permanente, pero reconoce que el aporte es real. Según señala, la farmacología empieza a ocupar un espacio concreto en una condición que hasta ahora se abordaba casi exclusivamente con lentes o cirugía.
Hoy, a dos meses del lanzamiento, Nearlea ya dejó de ser una curiosidad para convertirse en una herramienta que muchos pacientes utilizan a diario para compensar temporalmente la presbicia. Y aunque el precio tuvo una suba mínima, su primera actualización permite entender mejor cuánto cuesta sostener este nuevo hábito visual y recordar que, en la Argentina, toda innovación llega acompañada de una pregunta inevitable: qué sucede con el precio a medida que el producto gana terreno en la vida cotidiana.