Un equipo de investigadores del CONICET y de la Universidad Nacional de Tucumán presentó en Catamarca este miércoles los resultados de las investigaciones desarrolladas en la Cueva Cacao 1.A, uno de los sitios arqueológicos más relevantes de la Puna argentina. La exposición se llevó a cabo en el CATA, Centro de Arte y Tecnología Aplicada, y estuvo a cargo de los especialistas Jorge G. Martínez y Carla Codemo, quienes ofrecieron la conferencia titulada "Viejos nuevos datos en la Arqueología de Antofagasta de la Sierra: el caso de Cueva Cacao 1.A".
La actividad convocó a una numerosa audiencia interesada en la temática arqueológica y patrimonial, entre ellos a Cristian Melián, responsable de la Dirección de Antropología del Ministerio de Cultura, Turismo y Deporte, organismo que acompañó la organización del encuentro. El evento se convirtió en una oportunidad clave para difundir el trabajo científico que, desde hace más de tres décadas, se desarrolla de manera sistemática en este sitio ubicado en el departamento Antofagasta de la Sierra.
La Cueva Cacao 1.A es un alero rocoso descubierto en 1991 por el reconocido arqueólogo Carlos Aschero. Desde entonces, el lugar ha sido objeto de múltiples investigaciones interdisciplinarias que lo consolidaron como un espacio de referencia para el estudio del poblamiento humano temprano y de las condiciones paleoambientales de la región puneña.
Según explicaron los investigadores, se trata de un sitio de memoria y de encuentro para la comunidad científica, donde confluyen trabajos arqueológicos, paleontológicos y ambientales. Su relevancia radica, entre otros aspectos, en la extraordinaria antigüedad de los registros hallados, con evidencias que superan los 40 mil años, lo que permite reconstruir escenarios ambientales y biológicos de gran profundidad temporal.
Entre los descubrimientos más destacados se encuentran restos de fauna extinta, como el Megatherio y el Mylodon. El análisis de estos materiales permitió a los especialistas inferir patrones de comportamiento de estas especies, su dieta y, en consecuencia, el tipo de vegetación que predominaba en la Puna miles de años atrás. Estos datos resultan fundamentales para comprender cómo era el ecosistema en épocas prehistóricas y cómo interactuaban los seres humanos con ese entorno.
En niveles más recientes del sitio, correspondientes a capas superiores, las excavaciones revelaron una variada cantidad de materiales culturales. Entre ellos se identificaron mechones de cabello humano, sandalias de cuero, un sonajero de confección rústica, fragmentos cerámicos y una importante cantidad de manifestaciones rupestres. Estas expresiones artísticas incluyen pinturas y grabados que exhiben múltiples estilos superpuestos a lo largo del tiempo.
Las representaciones rupestres muestran figuras humanas completas, camélidos, máscaras y signos característicos del estilo regional. Uno de los aspectos más llamativos es la superposición de motivos correspondientes a distintos momentos culturales, sin delimitaciones cronológicas claras en el espacio del muro rocoso, lo que da cuenta de una ocupación prolongada y compleja del lugar.
Durante la conferencia, los especialistas subrayaron la importancia de preservar este tipo de sitios, tanto por su valor científico como por su significado cultural. En ese sentido, recordaron que la Cueva Cacao 1.A no se encuentra abierta al público, con el objetivo de garantizar su conservación y evitar daños irreversibles.
No obstante, Catamarca cuenta con otros sitios arqueológicos puestos en valor y habilitados para el turismo cultural. Entre ellos se destacan La Tunita, en Ancasti; El Shincal de Quimivil, en Londres, departamento Belén; el Pueblo Perdido de la Quebrada, en San Fernando del Valle de Catamarca; y Loma Rica de Shiquimil, en San José, departamento Santa María. Estos espacios permiten acercar a la comunidad y a los visitantes a la riqueza histórica y patrimonial de la provincia, al tiempo que promueven una gestión responsable del legado arqueológico.