En una reunión a la que concurrió con victimas de abusos del clero en Bruselas, que afirmó que sintió “el sufrimiento” y destacó en una improvisación en la homilía que en la Iglesia que “no hay lugar para los abusos, ni para cubrir los abusos”, recibiendo los aplausos de los fieles.
En su homilía del domingo añadió que ”Pensamos en lo que ocurre cuando los pequeños son escandalizados, heridos, maltratados por quienes deberían cuidarlos, en las heridas de dolor e impotencia en primer lugar en las víctimas, pero también en sus familias y en la comunidad”.
Prosiguió diciendo que “con la mente y el corazón vuelvo a las historias de algunos de estos pequeños que conocí anteayer. Los escuché, sentí su sufrimiento como abusados y lo repito aquí: en la Iglesia hay lugar para todos, todos pero todos serán juzgados y no hay lugar para el abuso, no hay lugar para encubrir el abuso”.
Inclusive dijo fervoroso que, ”pido a todos: ¡no encubran los abusos! Pido a los obispos: ¡no encubran los abusos! Condenen a los abusadores y ayúdenlos a curarse de esta enfermedad del abuso”.
En este duro discurso en Bélgica, aún sacudido por los cientos de casos de menores abusados por miembros de la Iglesia, aseveró: “El mal no se puede ocultar: el mal hay que sacarlo a la luz, que se sepa, como han hecho algunos abusadores, y con valentía”. ”Y que se juzgue al maltratador. Que se juzgue al abusador, sea laico, laica, sacerdote u obispo: que se lo juzgue”, añadió el papa que recibió en la nunciatura a 17 víctimas belgas.
Cuando arribo al lugar, el pontífice Francisco recorrió el estadio en papamóvil entre el entusiasmo de los fieles, sobre todo de los miles de jóvenes que habían sido colocados al borde del recorrido y detuvo el vehículo en varias ocasiones para besar a los niños y bebes.