A dos días del temporal que azotó a la localidad de Laguna Blanca, en el departamento Belén, los habitantes continúan enfrentándose a un panorama desolador. El viento zonda, que sopló con fuerza durante el jueves 31 de julio y viernes 1 de agosto, dejó como saldo la voladura de techos, ventanas destruidas, paredes derrumbadas y afectaciones en viviendas precarias.
Pero los daños no solo fueron materiales. Laguna Blanca es conocida por su estrecho vínculo con la vicuña, especie emblemática de la cultura y economía local. La práctica del Chaku, ancestral ceremonia de captura y esquila sostenible, se realiza cada año entre septiembre y diciembre, atrayendo a turistas interesados en la conservación de la fauna andina y la obtención de su codiciada fibra.
Sin embargo, el temporal también golpeó a este símbolo de identidad: varios ejemplares de vicuñas murieron como consecuencia de la violencia del viento, lo que representa una pérdida significativa para la comunidad, tanto en términos económicos como culturales. De momento no se informó oficialmente la cantidad de animales que perecieron en la catástrofe meteorológica.
Los vecinos, acostumbrados a las inclemencias del clima, se organizan para reconstruir lo perdido, mientras lamentan el impacto que el fenómeno dejó sobre la biodiversidad y la tradición que define a Laguna Blanca.