Ha sido solo hasta ahora una explosión verbal, la advertencia del presidente Emanuel Macron, si los rusos avanzan y amenazan la derrota de Ucrania, que lucha a la defensiva en inferioridad numérica de soldados y armamentos, Francia puede enviar tropas a su territorio en el marco de la OTAN, la alianza militar occidental. Pero el líder Vladimir Putin aprovechó la oportunidad y Rusia anunció que su enorme aparato militar desplegado en la frontera con el este ucraniano ha comenzado los preparativos de ejercitaciones para afrontar una hipótesis de guerra nuclear y ha enviado bombas atómicas no estratégicas que ya están en posición.

La de los rusos es una amenaza enorme que los países europeos que son amplia mayoría en la OTAN, han recibido alarmados.

En Italia hubo un vendabal de “no” a la hipótesis de enviar tropas a más allá de la frontera con Ucrania. “No estamos y creo que no estaremos nunca en guerra con Rusia”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores y viceprimer ministro del gobierno, Antonio Tajani.

Le siguió la primera ministra Giorgia Meloni, con un “no” aún más rotundo. Después siguieron todos los partidos, grandes y chicos, oficialistas y opositores. Ni una voz se pronunció en favor de la advertencia del presidente francés Macron. En junio habrá elecciones en el Parlamento Europeo que son muy importantes y el macabro fantasma de quedar involucrados de lleno en la guerra de Ucrania no puede dominar los debates.

Ahora Macron está preocupado en atender en París a un visitante estratégico e ilustre: el presidente chino Xi Jin Pin, aliado de oro de la Rusia de Putin, decidido a “resolver la crisis”, como dijo, y esperado por otros líderes europeos en su gira que comenzó en Francia.

Xi Jingping quiere entrar también en la negociación para superar la grave crisis de la guerra en Ucrania. Otro de los objetivos del viaje, y todo está relacionado, es aumentar sus intercambios con Europa, el segundo gran socio de los chinos en el mundo. El primero es Estados Unidos y la situación económica china necesita consolidarse con este fundamental dúo de países muy ricos y capitalistas.

El presidente chino comenzó por confirmarle al presidente francés que los rusos se tomaron muy en serio las amenazas de Macron. En su declaración incluso mostraron el transporte hacia la frontera con Ucrania de un misil con ojiva atómica Iskander.

La llegada de Xi a Europa se proyecta inevitable con su presencia, desde el 7 de junio, en Italia, para participar en la cumbre de las siete potencias industriales capitalistas más ricas. Rusia era el octavo miembro pero fue suspendida por el caso ucraniano.

La OTAN dominada por Estados Unidos teme que el fruto ucraniano caiga tras la próxima ofensiva que Rusia está preparando. Estas conjeturas realistas agravan el panorama, porque Occidente tampoco se puede permitir una derrota desastrosa de Ucrania.

También esta perspectiva valoriza los esfuerzos de las tratativas para lograr una via para las negociaciones que lleven al cese del fuego y a la paz. Pero el camino es aún desconocido. Lo único cierto es la incertidumbre.

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