Dicen que 'al que madruga Dios lo ayuda'. Como empresaria, comprobé que es cierto, las mañanas son un momento esencial del día para organizar tu agenda, fijar intenciones y recibir las tareas con una mentalidad productiva.

No es necesario levantarse a las 4 de la mañana al estilo Tim-Cook, pero sí creo que los empresarios pueden ser mucho más productivos si afrontan las mañanas con una actitud entusiasta. 

Me llevó años perfeccionar mi rutina matutina, pero descubrí cinco acciones que sientan las bases de la productividad a largo plazo.

 


Madrugar con integridad

Levantarse temprano brinda la oportunidad de arrancar el día con intención y propósito. Sin embargo, levantarse con integridad prepara el terreno de una manera diferente. Comprometerse con la integridad a primera hora de la mañana sienta un precedente para todo el día. Cultiva una mentalidad de disciplina concentración que me impulsa a través de cada tarea y desafío. 

Todos pulsamos el botón de posponer la alarma una o dos veces (o siete), pero levantarse con integridad es un compromiso con uno mismo y una responsabilidad para empezar el día con acción.

 

También doy prioridad a mi bienestar personal por encima de las distracciones digitales renunciando a cualquier tiempo de pantalla que pueda apartarme de mi rutina matutina. No hay nada más valioso que los momentos de soledad antes de que el resto del mundo se despierte. 

Levantarse temprano te concede tiempo extra para preparar tu día para el éxito. Este tiempo puede dedicarse a prácticas de atención plena, ejercicios de respiración profunda, meditación o simplemente a disfrutar de una tranquila taza de té. Comprometerse con técnicas de atención plena ayuda a centrar la mente, reducir el estrés y cultivar una mentalidad positiva.

 


Actividad física y ejercicio

Empezar el día con actividad física es como darle a tu cuerpo un incentivo. El compromiso con el ejercicio a primera hora de la mañana genera endorfinas que promueven la felicidad, el bienestar y mejoran la función cognitiva, la memoria y la concentración, lo que lo hace un componente esencial de un día productivo.

Descubrí que la mejor forma de empezar mis mañanas es con una rutina 30-30-30. Esta rutina es la base de una mañana ganadora, combinando 30 gramos de proteína, 30 minutos de cardio o entrenamiento en circuito y 30 minutos de meditación para arrancar el día.

Hacer tu entrenamiento a primera hora de la mañana también te garantiza que cumpliste tu actividad física del día. Generalmente, cuando terminás una larga jornada laboral, lo último en lo que pensás es en abdominales, y lo único que querés es recostarte en el sillón o pasar tiempo con tu familia. 

Todos conocemos la 'ruleta del ejercicio': ¿estaremos esta tarde corriendo en la cinta del gimnasio después del trabajo, o cenando con colegas y charlando en un after office?  Si hacés ejercicio a primera hora de la mañana, podés hacer ambas cosas; se llama equilibrio.


Desayuno sano e hidratación

Dicen que el desayuno es la comida más importante del día, y con razón. Alimentar tu cuerpo con un desayuno nutritivo repone las reservas de energía y proporciona los nutrientes esenciales necesarios para un rendimiento y una función cognitiva óptimos. 

En lo personal, me gusta incorporar un equilibrio de proteínas, carbohidratos y grasas saludables en mi comida matutina para mantener los niveles de energía y promover la claridad mental. También tomo aminoácidos esenciales líquidos para la recuperación muscular y una fuente de energía extra proporcionada. 

Además, mantenerse hidratado es clave para mantener la función cognitiva y el bienestar general. Tomo casi medio litro de agua al día con electrolitos agregados que preparo en una botella la noche anterior. También dejo un vaso de agua junto a mi cama para tomarlo en cuanto me despierto para rehidratarme y poner en marcha mi metabolismo.

Fijar objetivos y visualizar

Antes de sumergirte en el ajetreo del día, dedicá unos momentos a reflexionar sobre tus objetivos a corto y largo plazo. Escribir tus objetivos y visualizar su realización activa la mente subconsciente y la prepara para el éxito. 

Yo uso un diario para anotar mis objetivos del día y me visualizo cumpliéndolos con facilidad y confianza. Visualizar el éxito no sólo aumenta la motivación sino también la autoeficacia y la creencia en la capacidad de alcanzar tus objetivos. Usé estas técnicas a lo largo de mi carrera y mi vida personal y atribuyo gran parte de mi éxito a esta práctica. 

Empezar cada mañana con claridad y propósito sienta las bases para la acción productiva y el progreso hacia las aspiraciones.

Planificación y priorización conscientes

Al iniciar tu día, adoptá un enfoque proactivo para planificar y priorizar las tareas. Empiezo por mi agenda, mi lista de tareas pendientes y mis compromisos e identifico las obligaciones más críticas y urgentes que requieren mi atención. Soy una gran aficionada a las listas, organizar las tareas que requieren mi atención en lugar de confiar sólo en la memoria es imprescindible para mi productividad y organización. 

Con los años, también aprendí a honrar la práctica de decir 'no' a las actividades no esenciales que distraen de mis prioridades y a centrarme en las tareas que se alinean con mis objetivos. Si abordás tu día con intencionalidad y concentración, vas a poder maximizar la productividad y hacer avances significativos hacia tus objetivos.

Un buen día empieza con una buena rutina

Establecer una rutina matutina centrada en la atención plena, el establecimiento de objetivos, la actividad física, la nutrición y la planificación estratégica alimentó mi productividad y me impulsó hacia el éxito. 

Al incorporar estos cinco rituales en tu rutina diaria, podés cultivar hábitos que apoyen tus objetivos y aspiraciones, sentando las bases para una vida más satisfactoria y gratificante.

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