Zaira Nara volvió a demostrar que, en cuestiones del corazón, prefiere el bajo perfil y las jugadas inesperadas. Cuando muchos la imaginaban cerca del streamer Bauleti y otros reflotaban fantasmas del pasado como Jakob Von Plessen, la modelo sorprendió con una aparición que cambió el eje por completo, un magnate europeo, vinculado al polo y al jet set internacional habría ganado su atención.
Mientras los rumores iban por un carril, la realidad sentimental de la menor de las Nara parecía avanzar por otro muy distinto. Y esta vez, lejos de cámaras y transmisiones en vivo, el romance se cocina entre castillos, aviones privados y apellidos pesados.
El hombre en cuestión se llama Robert Strom, tiene 37 años, nació en Francia, habla perfecto español y es heredero de una fortuna que lo ubica entre los nombres fuertes de la aristocracia europea. Polista, empresario y habitué de Palm Beach, Strom divide su vida entre Estados Unidos y residencias históricas del Viejo Continente.
Según contaron en La posta del espectáculo, Carolina Pampita Ardohain y su pareja, Martín Pepa, fueron claves en el flechazo. “Ellos le presentaron este magnate a Zaira Nara. Siento que Pepa es el mejor amigo de Facundo Pieres, tienen también relaciones comerciales. Ella está chocha, no le importa nada”, aseguraron, dejando en claro que la modelo estaría atravesando un gran momento personal.
Las conexiones no terminan ahí. Robert está ligado al mundo del polo y, casualidad o no, tiene relación directa con Pieres, ex de Zaira. El entramado se vuelve aún más chico si se suma a Clemente Zavaleta, amigo íntimo de Facundo e hijo de María Emilia, una de las Trillizas de Oro, quien además está casado con la hermana del propio Strom.
Mientras tanto, la empresaria yerbatera optó por el silencio. No desmintió, no confirmó y tampoco alimentó versiones. Fiel a su estilo, dejó que las imágenes y los movimientos hablen por ella. Lejos del ruido mediático, parece haber encontrado un refugio distinto, más exclusivo y reservado.
Así, la hermana de Wanda Nara vuelve a darle una oportunidad a Cupido, pero esta vez con tintes europeo y apellido de alto voltaje. Sin anuncios explosivos ni posteos con indirectas, Zaira juega su partida más elegante, enamorarse sin dar explicaciones y vivir su vida sin más.
