Hong Kong enfrenta una de sus peores tragedias en décadas tras el incendio que arrasó gran parte del complejo residencial Wang Fuk Court, un conjunto de ocho torres ubicado en una de las zonas más densamente pobladas de la ciudad. Las autoridades confirmaron este jueves que al menos 55 personas murieron y que otras 279 permanecen desaparecidas, mientras los bomberos continuaban trabajando por segundo día consecutivo para controlar el fuego que dejó una estampa de destrucción en varios edificios de gran altura.

Las llamas, iniciadas el miércoles por causas aún bajo investigación, avanzaron con velocidad a través de siete de las ocho torres del complejo, obligando a evacuar a casi mil personas. La magnitud del siniestro se reflejó en los testimonios de los residentes, quienes describieron escenas de pánico mientras intentaban huir entre el humo espeso que inundaba los corredores. Algunos fueron rescatados por equipos de emergencia desde balcones y azoteas, en operaciones que se extendieron durante toda la noche.

Entre las víctimas se encuentra un bombero que perdió la vida mientras participaba en las tareas de rescate, un hecho que subraya la peligrosidad del operativo y la intensidad de las llamas. Las autoridades locales destacaron que el incendio constituye uno de los más letales registrados en la ciudad desde finales del siglo pasado, en un territorio donde los grandes complejos residenciales suelen tener estrictas medidas de seguridad.

La tragedia desencadenó además consecuencias judiciales inmediatas. Tres directivos de una empresa constructora fueron detenidos bajo sospecha de negligencia, en el marco de una investigación que busca determinar si fallas estructurales o incumplimientos en las normas de seguridad pudieron haber facilitado la rápida propagación del fuego. Aunque las autoridades no brindaron por el momento detalles específicos sobre las imputaciones, confirmaron que las detenciones responden a "irregularidades graves" detectadas en las primeras inspecciones del lugar.

Este jueves, mientras las columnas de humo seguían visibles desde varios puntos de la ciudad, cientos de efectivos continuaban combatiendo los últimos focos activos. Las imágenes difundidas por medios locales y redes sociales mostraban las fachadas ennegrecidas de las torres y ventanas fundidas por el calor extremo, una postal que rápidamente generó debate público sobre el estado de las infraestructuras residenciales y los controles estatales.

A pesar de los avances en el operativo, la cifra de desaparecidos preocupa a las autoridades, que no descartan que el número de víctimas mortales aumente en las próximas horas. Equipos especializados comenzaron a ingresar a los sectores más afectados para realizar tareas de búsqueda una vez que las temperaturas internas lo permitieron.

El gobierno de Hong Kong anunció que ofrecerá asistencia a las familias afectadas, mientras que distintos organismos de ayuda humanitaria montaron centros temporales para los evacuados, muchos de los cuales perdieron todas sus pertenencias en el incendio.

La investigación oficial continuará en los próximos días con peritajes estructurales y declaraciones de testigos, mientras la ciudad intenta asimilar una tragedia que reabrió el debate sobre la seguridad en los complejos residenciales de gran escala.

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