El gobierno de Donald Trump anunciará en las próximas horas una advertencia formal sobre la posible relación entre el consumo de paracetamol durante el embarazo y el autismo. Aunque este analgésico es ampliamente utilizado por las futuras madres para tratar dolores y fiebre, su vínculo con trastornos del desarrollo neurológico no es una novedad para la comunidad científica.

Según datos oficiales, el 65% de las mujeres embarazadas en Estados Unidos y alrededor de la mitad en el Reino Unido consumen este medicamento. La alerta se basa en decenas de estudios que ya han asociado el paracetamol con mayores tasas de autismo y trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

El anuncio se da en el marco de una revisión federal sobre los factores que impulsan el aumento de las tasas de autismo en el país, una iniciativa del secretario de Salud de EE. UU., Robert F. Kennedy Jr.

Las investigaciones y la recomendación de los expertos

En agosto, científicos de Harvard y del Hospital Mount Sinai ya habían advertido a las embarazadas que solo deberían tomar paracetamol bajo estricta recomendación médica. Sus investigaciones, que incluyeron el análisis de más de 100.000 personas, proporcionaron la evidencia más sólida hasta la fecha de una asociación entre el fármaco y estos trastornos.

A pesar de los hallazgos, los investigadores aclaran que no se ha probado que el paracetamol cause directamente los trastornos del desarrollo neurológico, sino que la asociación es lo suficientemente consistente y preocupante como para justificar una investigación más profunda.

El Dr. Diddier Prada, coautor de uno de los estudios, señaló: "Nuestros hallazgos muestran que los estudios de mayor calidad tienen más probabilidades de mostrar un vínculo entre la exposición prenatal al paracetamol y un mayor riesgo de autismo y TDAH. Dado el uso generalizado de este medicamento, incluso un pequeño aumento del riesgo podría tener importantes implicaciones para la salud pública".

Prada también enfatizó que las mujeres embarazadas no deben dejar de tomar sus medicamentos sin consultar con un médico, ya que el dolor o la fiebre no tratados también pueden perjudicar al bebé. El experto recomienda siempre hablar con el personal de salud sobre el enfoque más seguro y considerar opciones no farmacológicas cuando sea posible.

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