El presidente Donald Trump y el secretario de Defensa, Pete Hegseth, encabezaron este martes una reunión extraordinaria con cientos de altos oficiales militares estadounidenses en la Base del Cuerpo de Marines de Quantico, Virginia, en la que ambos instaron a preparar a las fuerzas armadas "para la guerra".
Hegseth abrió el encuentro con un discurso marcado por un fuerte tono belicista, en el que señaló que "los enemigos se están agrupando y las amenazas están creciendo". El secretario de Defensa afirmó que es necesario recuperar el "ethos guerrero" y los "estándares físicos masculinos", y pidió eliminar lo que describió como elementos de lo "políticamente correcto" dentro del Pentágono: "No más culto al cambio climático, no más división, distracción o delirios de género", declaró.
El funcionario responsabilizó a "políticos tontos e imprudentes" por lo que calificó como "décadas de decadencia" en las fuerzas armadas y advirtió que los militares deben estar preparados para enfrentar las crecientes amenazas globales.
La convocatoria, anunciada apenas una semana antes, implicó que algunos oficiales tuvieran que viajar miles de kilómetros con poca antelación para asistir al encuentro, incluyendo generales destacados en diferentes partes del mundo.
Tras Hegseth, Donald Trump se dirigió a los presentes prometiendo que las fuerzas armadas serían "más fuertes, más duras, más rápidas, más feroces y más poderosas que nunca". Sin embargo, su discurso comenzó en silencio, un contraste con el habitual aplauso entusiasta que suele recibir, lo que el expresidente reconoció con cierta incomodidad: "Nunca antes había entrado en una habitación tan silenciosa. Si quieren aplaudir, aplaudan", dijo.
El evento subraya la intención de la administración Trump de reforzar la disciplina y la preparación militar, en un contexto de creciente preocupación por la geopolítica global.