National Geographic te invita a reflexionar sobre esta alternativa responsable para gestionar los residuos. Conoce cuáles son las razones por las que reciclar es clave para un desarrollo sostenible.

El debate sobre el reciclaje es más amplio y complejo de lo que a simple vista puede parecer. En tiempos de crisis climática y ambiental, muchos especialistas consideran que es importante asumir un abordaje integral: la llamada economía circular.

Con el foco puesto en qué se puede hacer para contribuir desde la cotidianeidad, National Geographic consultó a especialistas y expertos de América Latina para responder a las principales preguntas que hacen los consumidores sobre el cómo y el porqué de esta alternativa sostenible.

¿Qué es el reciclaje?

Reciclar es, estrictamente, un proceso de transformación que utiliza varias técnicas, tanto físicas, como químicas y mecánicas, para obtener nuevos materiales o nuevas materias primas a partir de materiales que han sido usados, es decir, que han sido desechados, tal como lo definió en diálogo con National Geographic, mediante videollamada, Jordi Pon, Coordinador Regional de Químicos, Residuos y Calidad del Aire de la Oficina de América Latina y el Caribe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Existe, sin embargo, una confusión recurrente: reciclar no es lo mismo que recuperar: cuando se separan los residuos en origen a distintas escalas, y por ende se recupera, no necesariamente significa que todos esos materiales se vayan a reciclar, ya que para que esto ocurra se requiere un proceso de transformación que reintroduzca esos productos en el circuito productivo.

Verónica de la Cerda es la Gerente General de la empresa chilena TriCiclos, dedicada al tratamiento de residuos y al reciclaje. En una videollamada con National Geographic, dejó en claro que “la basura es un error de diseño que debe ser resuelto”. La clave, consideró, está en diseñar e implementar soluciones para disminuir el problema de los residuos antes de que éstos se generen o garantizando que tengan el destino más circular posible a través de la reutilización, el retorno y el reciclaje.

El reciclaje, continuó De la Cerda, “es una, no la primera, de las opciones que tenemos para hacernos cargo apropiadamente de la utilización de los recursos naturales”. Además, enfatizó que las personas pueden y deben ser activos protagonistas frente a la crisis climática, y aclaró: “Aunque la solución no va llegar solamente por lo que nosotros hagamos, tampoco va a llegar sin nosotros”.

De acuerdo con la especialista, gran parte de los productos esenciales y de uso diario “cierran su ciclo de forma más efectiva a través del reciclaje, pero otros requieren de la reutilización o de otras herramientas”.

En ese sentido, De la Cerda considera indispensable asumir hábitos sustentables y sugirió, como primer paso, un ejercicio introspectivo para analizar la forma en que se consume y se usa, pero, sobre todo, cómo se gestiona el impacto individual en el medio ambiente.

El reciclaje no es la solución completa, pero es uno de sus componentes indispensables.

5 datos que explican por qué es importante reciclar
En base a informes y documentos elaborados por los científicos y especialistas del Panel Internacional de Recursos (IRP, por sus siglas en inglés), del Banco Mundial, de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), de la Fundación Ellen MacArthur, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), así como teniendo en consideración las consultas que National Geographic realizó mediante videollamada a Verónica de la Cerda, de TriCiclos, y Jordi Pon, del PNUMA, he aquí cinco datos que ilustran la importancia del reciclaje.

1. Reciclar reduce el consumo de recursos naturales
En las últimas cinco décadas, a nivel global, la población se duplicó, el producto bruto interno se cuadriplicó y la extracción anual de materias primas aumentó de 27.000 millones de toneladas a 92.000 millones de toneladas, según detalló el informe Perspectivas de los Recursos Globales publicado en 2019 por el IRP. 

Dicho de otra manera, la extracción de recursos se ha triplicado desde 1970. Específicamente, el uso de minerales no metálicos se quintuplicó y el uso de combustibles fósiles aumentó el 45%.

Frente a la creciente explotación de los recursos naturales, Pon argumentó que el reciclaje de materiales es una oportunidad para aliviar la presión sobre la naturaleza: “Al transformar los materiales que son desechables y darles una segunda oportunidad en su ciclo de vida, se reduce la extracción de recursos naturales y por ende, se contribuye a la primera R, es decir, a reducir”, agregó el especialista en referencia a llamadas tres erres de la economía circular: reducir, reutilizar y reciclar.

Por su parte, la gerenta de TriCiclos sumó: “No tenemos espacio infinito, ni capacidad de absorción de emisiones en el mundo como para poder sustentar el modelo de producir-tirar. Entonces lo que necesitamos es que los recursos que extraemos duren y circulen en cadenas de producción lo máximo posible antes de decidir que ya no se puede usar más”.
2. El reciclaje permite reducir las emisiones de CO2 y disminuir el calentamiento global
Los científicos del mundo llevan décadas alertando sobre el peligro del calentamiento global y el cambio climático, proceso en el que juegan un rol clave las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

En ese sentido, el citado informe del IRP advierte que la extracción y el procesamiento de materiales, combustibles y alimentos contribuyen con la mitad de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.

De las emisiones globales de CO2, la industria es responsable del 21%, aproximadamente, y sólo la producción de cuatro materiales (cemento, acero, plástico y aluminio) representa el 60% de estas emisiones, tal como detalla el informe Completando la imagen: cómo la economía circular ayuda a afrontar el cambio climático, publicado en 2019 por la Fundación Ellen MacArthur.

En ese documento, los especialistas sostienen que la implementación de un modelo global de economía circular podría reducir las emisiones mundiales de CO2 en el área de materiales de construcción en un 38%, según proyecciones para el año 2050. Esto equivale a una reducción de 2.000 millones de toneladas de CO2, debido a una disminución de la demanda de acero, aluminio, cemento y plástico. 

En ese sentido, la fundación argumenta que el reciclaje contribuye a reducir las emisiones de GEI al evitar la producción de nuevo material virgen y el tratamiento de fin de vida, como la incineración y el vertedero.

El informe señala que: “Las actividades de reciclaje, que liberan energía, requieren menos aporte de energía que la producción de materiales vírgenes. Por ejemplo, el reciclaje de acero utiliza entre 10% y 15% de la energía necesaria en la producción de acero primario”.

Además, el reciclaje de una sola tonelada de plástico podría reducir las emisiones entre 1,1 y 3 toneladas de CO2 en comparación con la producción de la misma cantidad de plástico proveniente de materia prima fósil.

“El reciclaje”, ilustra el informe, “no solo reduce las emisiones del uso de la energía, sino también de aquellas provenientes de los procesos de producción, que son las emisiones más difíciles de tratar”.

3. Acabar con el desperdicio de alimentos podría suponer una reducción del 49% de las emisiones de CO2
En el mundo, se desechan aproximadamente seis camiones de basura de alimentos comestibles por segundo y la mayoría termina en basureros o vertederos, donde libera metano a medida que se descompone, tal como explica el documento de la Fundación Ellen MacArthur.

El reciclaje es un asunto bastante amplio. Así lo define Pon, del PNUMA: “Cuando hablamos de reciclaje, muchas veces pensamos en papel, vidrio o metal pero, en América Latina y el Caribe, los residuos orgánicos representan el 50% del total de la basura generada”. Además, agregó: “Si conseguimos que una porción de esos residuos no termine en el circuito de recolección, beneficiamos al planeta”.

La adopción de un modelo de economía circular, entre cuyas estrategias se encuentra el compostaje (que es una forma de reciclaje), “podría reducir las emisiones en 5.600 millones de toneladas de CO2, lo que corresponde a una reducción del 49% en las emisiones totales previstas del sistema alimentario en el 2050”, de acuerdo con el citado documento de la Fundación Ellen MacArthur.

La reducción del desperdicio de alimentos no sólo es positiva en términos de emisiones de GEI, sino que también aporta otros beneficios. Así lo detalla un artículo publicado por el Banco Mundial: “Iniciativas como producir cerveza a partir de pan duro o añejo, transformar restos de caña de azúcar en textiles o comercializar bebidas hechas a partir de frutas imperfectas” son algunas de las formas que menciona el organismo para reciclar y hacerle frente al desperdicio.

4. Los vertederos a cielo abierto contaminan el suelo y el agua y enferman a la población
Pon estima que el 50% de los residuos acaban en sitios que no son los más adecuados y, de ese porcentaje, cerca del 25% tiene como destino a los vertederos a cielo abierto o botaderos. Al reciclar, añade de la Cerda, “evitamos que ese material que vino en la naturaleza vuelva a ella de una manera que no le corresponde”.

Esta problemática global no es ajena a la región: “Hemos identificado más de 10.000 basurales en América Latina y el Caribe que contaminan los suelos, el agua y a las poblaciones circundantes”, enfatizó Pon.

Estos basurales pueden llegar a contener millones de toneladas de residuos y ocupar espacios superiores a las 100 hectáreas, de acuerdo con un artículo de Naciones Unidas. Con el reciclaje se contribuye a contrarrestar esta situación y en consecuencia, a mejorar la calidad de vida de las personas y del planeta.

5. Reciclar genera empleo y permite mejorar las condiciones laborales
En un informe conjunto elaborado por la División de Desarrollo Económico de la CEPAL y la Oficina para el Cono Sur de América Latina de la OIT, se abordó la relación entre reciclaje y empleo dentro de un marco más amplio: “La evolución hacia una economía circular, en la que se mejora la eficiencia y la vida útil de los materiales al promover la durabilidad y la capacidad de reparación, remanufactura, reutilización y reciclaje, generaría 4,8 millones de empleos netos en 2030”.

Esto es posible, aclara el documento, debido a que la creación de empleo en sectores de reprocesamiento de acero, aluminio, madera y otros metales compensará ampliamente las pérdidas de trabajo asociadas a la extracción de minerales y otras materias.

No obstante, ese número se amplía si se considera lo que la OIT denominó empleos verdes, que contempla sectores tales como eficiencia energética, las energías renovables, el transporte y la movilidad sostenible.

Si se suman tales áreas de trabajo, la OIT estima que se podrían generar 15 millones de empleos nuevos en la región. Hay que tener en cuenta que estos números solo contemplan al llamado Cono Sur (que comprende a Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay). Por lo tanto, estas cifras serían todavía mayores al contemplar a toda América Latina y el Caribe.

No se trata, no obstante, de generar empleo solamente, sino también de proteger a los trabajadores. La OIT advierte en otro informe que la degradación ambiental amenaza los puestos de trabajo y empeora las condiciones laborales, especialmente entre las personas más vulnerables del mundo: “La sustentabilidad ambiental es una cuestión de justicia social”, sentencia el documento.

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