León XIV, antes conocido como el cardenal estadounidense Robert Prevost, asumió oficialmente este domingo como Papa en una ceremonia solemne en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano.
La misa, que marca el inicio de su ministerio petrino, reunió a más de 150 delegaciones internacionales, líderes religiosos y miles de fieles, dando inicio a una nueva etapa para la Iglesia Católica tras la muerte de Francisco.
Un ritual cargado de simbolismo
La ceremonia comenzó a las 9:15 (hora local) cuando Prevost ingresó a la basílica para revestirse con los paramentos litúrgicos junto a la icónica escultura de la Piedad de Miguel Ángel. Luego, el nuevo Pontífice recorrió en papamóvil la Plaza de San Pedro, saludando a los fieles antes de encabezar la misa al aire libre.
Tras la proclamación del Evangelio, tres cardenales en representación de los tres órdenes eclesiásticos —Dominique Mamberti (Francia), Fridolin Ambongo Besungu (República Democrática del Congo) y Luis Antonio Tagle (Filipinas)— le impusieron el palio y el Anillo del Pescador, símbolos del poder papal.
Presencia global en la ceremonia
Entre las figuras políticas presentes destacaron los presidentes Sergio Mattarella y Giorgia Meloni (Italia), Dina Boluarte (Perú), James David Vance y Marco Rubio (Estados Unidos), así como líderes de otros continentes, como Volodimir Zelensky (Ucrania), Isaac Herzog (Israel), Gustavo Petro (Colombia) y Anthony Albanese (Australia). También asistieron reyes europeos como Felipe y Letizia de España, Felipe y Matilde de Bélgica y Máxima de los Países Bajos.
Argentina estuvo representada por la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, y el canciller Gerardo Werthein, según fuentes diplomáticas.
Un mensaje de unidad y servicio
En su primera homilía como Pontífice, León XIV hizo un fuerte llamado a la unidad y al servicio, destacando que el Papa no debe ser un "líder solitario" ni un "jefe que se coloca por encima de los demás", sino un pastor que camina junto a su rebaño. "Pedro debe apacentar el rebaño sin ceder nunca a la tentación de ser un líder solitario o un jefe que está por encima de los demás, haciéndose dueño de las personas que le han sido confiadas", declaró. "Se le pide servir a la fe de sus hermanos, caminando junto con ellos".
El nuevo Papa también recordó con emoción a su predecesor, Francisco, y destacó que su elección fue un acto de "temor y trepidación", subrayando que su misión será construir "una Iglesia unida, signo de comunión y fraternidad en un mundo marcado por el odio y la violencia".
León XIV aseveró que como afirma san Agustín: 'Todos los que viven en concordia con los hermanos y aman a sus prójimos son los que componen la Iglesia' por lo que uno de sus primeros "grandes deseos" fue el de "una Iglesia unida". Por su parte, planteó la necesidad de una iglesia unida contra el odio del mundo moderno y un modelo económico que "margina" a los pobres y "explota" a la Tierra.
"Hermanos y hermanas, quisiera que este fuera nuestro primer gran deseo: una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado", reclamó.