Casi instantáneamente, las personas que tienen tos y mocos dicen que están engripadas. En algunos casos, a esos síntomas se le suman dolor de garganta, dolor de oído y fiebre. Mientras que las guardias médicas están llenas y se puede esperar más de cuatro horas para ser atendido, otros deciden automedicarse con ibuprofeno, paracetamol y diferentes remedios antitérmicos, descongestivos, mucolíticos y antihistamínicos de venta libre.
Ante esta situación, no faltan las hipótesis sobre si se trata de un nuevo brote de coronavirus, influenza A o algún otro virus respiratorio. Por eso, la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes dialogó con las médicas Leda Guzzi, Karina Gómez y Marilyn Cavallin para conocer de primera mano de qué se trata este fenómeno.
“Vemos una mayor intensidad en la circulación del virus de influenza y también del virus sincicial respiratorio. Ambos ocasionan cuadros respiratorios que pueden ser altos y de vía aérea superior, es decir, de la nariz y la garganta. Aunque suelen ser leves y banales, ocasionalmente pueden llegar a los pulmones y ocasionar neumonías, especialmente en personas menores de dos años, personas mayores de 65 años y también en quienes tienen enfermedades crónicas como cardiopatías, enfermedades pulmonares y asma, entre otras”, explica Guzzi, infectóloga y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología.
En este sentido, la pediatra Karina Gómez agrega: “En este momento, la epidemia es de virus influenza y en pediatría predomina el grupo A. Sin embargo, no solamente hay influenza A, sino que también hay virus sincicial respiratorio y muchos otros que colaboran en esta ola”.
“En este momento estamos viendo un incremento en el número de internados por estas causas y también de la tasa de positividad, que alcanza un 20 por ciento para influenza y casi un 21 por ciento para virus sincicial respiratorio. El covid en este momento está a la baja, pero sabemos que es fluctuante y que podría volver a incrementarse en los próximos días”, afirma Guzzi.
Guardias colapsadas: ¿Qué tengo realmente, doc?
Cavallin y Gómez concuerdan en que es muy difícil saber qué virus porta cada persona. “Solamente uno identifica qué tipo de virus es cuando se hace el estudio correspondiente. Esto no se realiza en todos los pacientes porque es muy caro y epidemiológicamente imposible”, subraya la pediatra especialista en medicina paliativa.
Por su parte, Cavallin, especialista en clínica médica e infectología, agrega: “No hay manera de diferenciarlo por la clínica. La única forma de saber de qué virus se trata es mediante hisopados. No es que se debe mandar a hisopar a todo el mundo para saber qué tiene, sólo tenemos que hacerlo con los pacientes que están internados, más que nada por una cuestión estadística y epidemiología”.
Y sigue: “Como estos cuadros no requieren de un tratamiento específico, sino que es solo de los síntomas, es un poco anecdótico saber si es por influenza A o por el virus sincicial respiratorio. Dado que el tratamiento consiste en bajar la fiebre y mejorar la congestión, no va a cambiar mucho el dato, excepto que el paciente esté internado”.
Ventilar y vacunar
Cavallin resalta que no se debe ir a la guardia por un cuadro similar al gripal. Además de la consulta con el médico de cabecera o mediante atención online, recomienda ibuprofeno, paracetamol o el uso de algún descongestivo. Ahora bien, las pautas de alarma para concurrir al sanatorio o el hospital son: falta de aire, fiebre que no baja después de tres a cuatro días, deshidratación y cansancio que no permite realizar actividades habituales como comer o vestirse.
“Es necesario ventilar los ambientes porque el frío no nos enferma, sino que son todos estos gérmenes. Entonces, la única forma que tenemos de no propagar estos virus es ventilar los ambientes, lavarnos las manos y que la persona que esté con síntomas use barbijo para no seguir contagiando a otras”, subraya Cavallin.
En este aspecto, Guzzi remarca: “Es muy importante recordar la importancia de la vacunación antigripal y la vacunación antineumocóxica que se dan fundamentalmente en los grupos de riesgo que son menores de dos años, mayores de 65, personas gestantes y quienes factores de riesgo”.
*Artículo elaborado por Nicolás Retamar para la Agencia de Noticias de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ)