Domingo estratégico en el GP de China con victoria sin aspavientos de Verstappen. Todo lo relevante sucedió a sus espaldas, como ya es habitual en esta Fórmula 1. Fue brillante Norris, segundo y recuperado de su flojo esprint. El joven inglés es mejor piloto cuando no tiene la obligación de ganar.
En este caso batió a un Red Bull, al de Pérez, que igualmente no sudó mucho para controlar a los Ferrari. Sainz fue quinto, por detrás de Leclerc; y Alonso descendió del tercero en parrilla al séptimo en la meta con maniobras brillantes, otra salida para la galería y muchos planos de cámara, aunque no tantos puntos. El público que llenó la tribuna principal (60.000 este domingo en la pista de Jiading) aplaudió los variados adelantamientos de un emocionadísimo Zhou, que aun así terminó fuera de los puntos. Para ellos fue un día histórico, por primera vez un chino corrió en casa en la F1. Para Max fue otro domingo más en la oficina.