En sus declaraciones, el Papa Francisco fue enfático al señalar que los recortes en el sector educativo constituyen una acción "criminal". Para él, estas medidas erosionan el futuro de una nación al privar a sus ciudadanos de oportunidades de desarrollo intelectual y cultural. Además, destacó que este tipo de ajustes suelen ser característicos de regímenes dictatoriales, donde la educación se convierte en una herramienta para controlar a la población o se restringe progresivamente para privilegiar solo a las clases altas.

El Pontífice también comparó el impacto de los recortes educativos con privar a las personas de alimento. "La educación es el alimento del alma, de la mente y del espíritu", afirmó, destacando que su importancia es tan vital como la nutrición física.

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