Contar con unas finanzas personales saludables nos permite disfrutar de una vida más cómoda y con menos estrés. Y el primer paso para lograr este objetivo es realizar una “desintoxicación financiera”.

La idea es pensar en esta desintoxicación como una dieta depurativa, en la que eliminamos las cosas malas que consumimos para iniciar nuevos hábitos más sanos y sostenibles.

Claramente, la diferencia es que el foco ahora estará en todo lo vinculado al dinero: ingresos, gastos, deudas, inversiones, etc. Sin más dilación, te contamos cómo arrancar con este proceso de saneamiento económico.

Paso 1: analizá tu situación económica

En primer lugar, así como en una desintoxicación alimentaria hay que armar un listado de todo lo que comés y cómo lo hacés, en la desintoxicación financiera debés analizar de dónde viene tu dinero, hacia dónde se va y con qué frecuencia.

La meta es poder asimilar de un vistazo qué es lo que te está “intoxicando” y atentando contra tus finanzas personales. Hoy en día, gracias al uso de plataformas digitales, solo bastará con chequear los consumos de la tarjeta de débito y crédito y otros movimientos bancarios y volcarlos en una planilla de cálculos (o en un cuaderno común y corriente).

Paso 2: recortá gastos

El siguiente paso será empezar a quitar todos los gastos innecesarios o que no vale la pena mantener, así como cuando eliminás la comida chatarra y ultraprocesada de tu dieta habitual para arrancar una mejor alimentación.

En este grupo entran los gastos hormiga, aquellos que individualmente no representan mucho pero juntos implican un gran desembolso de dinero (el café diario comprado antes de entrar a trabajar); y los gastos fantasma, los débitos automáticos a los que no les prestás atención y que no te retribuyen nada (la suscripción a un servicio de streaming que no usás).

 

Paso 3: potenciá tus fuentes de ingresos

Luego, tendrás que tomarte el tiempo de optimizar, y potenciar de ser posible, tus fuentes de ingresos. Muchas veces, por ignorancia o comodidad, no notás que podrías estar ganando más dinero que en la actualidad simplemente monetizando algún pasatiempo, pidiendo un aumento de sueldo o vendiendo cosas que tenés en casa dando vueltas y no utilizás.

Este paso sería como el de salir a comprar alimentos saludables, naturales y frescos para implementar en tu dieta diaria. Sin ellos, es difícil que puedas mejorar tu calidad de vida luego de desintoxicarte.

Paso 4: implementá una técnica de ahorro

Con menos gastos y más ingresos, o al menos con una mayor capacidad de ahorro, lo siguiente que tenés que hacer es implementar una técnica de ahorro para poder guardar cada vez más dinero mes a mes.

Existen muchas, como el kakebo, el método del salario estable o la regla 50-30-20, entre otras. La idea es que adoptes la que más se adapte a tu flujo de ingresos y estilo de vida y aquella que puedas sostener a lo largo del tiempo.

Paso 5: armá una cartera de inversión

A su vez, tenés que comenzar a tomar parte de este ahorro e invertirla inteligentemente para que a futuro puedas tener una mayor “espalda financiera” que te permita gozar de una mejor calidad de vida.

El ámbito de la inversión es muy complejo, por lo que se recomienda que hables con un asesor financiero. Sin embargo, en líneas generales, una cartera de inversión debe estar diversificada entre acciones de alta calidad, correspondientes a empresas con una larga trayectoria en el mercado, y bonos confiables emitidos por gobiernos o compañías con buen historial crediticio.

Paso 6: aprendé a decir “no”

Este paso se sale un poco de las finanzas duras, pero es muy importante. Básicamente, tenés que aprender a decir “no” a ciertos escenarios en los que te piden dinero.

Prestar dinero, en especial si es a amigos y familiares que realmente lo necesitan, está perfecto. El problema es cuando, por presión social, das un capital que te compromete por su tamaño a gente que sabés que no sólo no te la devolverá en tiempo y forma, sino que tampoco la utilizará para un fin inteligente o necesario.

Paso 7: realizá un chequeo periódico

Por último, cuando ya hayas adoptado un estilo de vida más saludable en términos financieros, no debés olvidarte de hacer un chequeo periódico para verificar que todo siga en orden.

A veces, la adaptación te hace bajar la guardia, lo que puede volver a desequilibrar tus números. Tratá de evitar esta situación y analizá periódicamente tus consumos, deudas, ingresos, inversiones, capacidad de ahorro, etc.

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