Fue el rascacielos más alto de Sudamérica –inaugurado en 1936– , y el primer edificio para viviendas de Buenos Aires que contó con equipo de aire acondicionado centralizado. Hoy es un símbolo arquitectónico de la ciudad. En 1999 fue declarado Monumento Histórico Nacional y Patrimonio Mundial de la Modernidad por la Unesco.

Elegante, enmarcado por un bello entorno que incluye a una de las plazas más hermosas de la ciudad, el Kavanagh es un símbolo arquitectónico de Buenos Aires.

A finales de 2008 el piso 14 del edificio Kavanagh, salió a la venta con un precio de 5,9 millones de dólares estadounidenses por sus 726 metros cuadrados, o sea 8.126 dólares cada metro cuadrado.

El piso 14 A, es el más emblemático. Allí vivió Corina Kavanagh, luego pasó a manos de la familia de banqueros Roberts para luego en 2003 llegar al inglés Lord Alain Levenfiche, un millonario inversor de bienes raíces que por entonces compraba inmuebles en Tailandia, Costa de Marfil, España y Miami y adquirió el departamento con la idea de refaccionarlo y ponerlo en valor para la venta.

En un primer momento el valor de venta alcanzó los 7.900.000 dólares, pero luego ese precio bajó hasta ubicarse en los 5.900.000, pero siguió sin encontrar comprador, por lo que su dueño decidió ofrecerlo en alquiler temporario, pero la pandemia cambió todos sus planes y lo obligó a seguir bajando el precio de venta de la unidad.

El departamento tiene 740 m2 en total, 475 m2 cubiertos. Cuenta con un total de 8 ambientes, 5 dormitorios y 5 baños.

Hoy el inmueble lo comercializa Patagonia Synergia, y el precio publicado es de 3.400.000 dólares, pero sigue sin tener interesados.

Un poco de historia

El 15 de enero de 1936 se inaugura en la calle Florida n° 1065 -junto a la barranca de la histórica plaza San Martín del barrio Retiro en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires-, el edificio Kavanagh, diseñado por los arquitectos Gregorio Sánchez, Ernesto Lagos y Luis María de la Torre. La torre de departamentos actualmente constituye uno de los emblemas de la arquitectura racionalista en Argentina.

La obra de 120 metros de altura sería en ese entonces el rascacielos con estructura de hormigón armado más alto de latinoamérica. Su volumetría escalonada tipo Art Déco -similar a la proa de un barco- conforma terrazas jardín desde donde actualmente se visualiza la céntrica escena urbana porteña: edificios históricos como las cúpulas de la basílica del Santísimo Sacramento o la estación de Retiro, y la escena paisajística natural de la plaza diseñada por Carlos León Thays y el horizonte del Río de la Plata.

La construcción se inicia el 16 de abril de 1934, promovida por Corina Kavanagh -quién le da nombre al pasaje que divide al edificio del anexo Hotel Plaza- con los trabajos conjuntos de la empresa constructora del ingeniero Rodolfo Cervini y de los arquitectos Sánchez, Lagos y de la Torre.

La obra demoró sólo 14 meses, sin embargo, la estructura de hormigón armado -de 1.600 km. de barras de acero-, llegó a su altura máxima a los 6 meses de su inicio. El mismo año de su concreción, el edificio obtuvo el Premio Municipal de Casa Colectiva y de Fachada, y posteriormente una distinción por parte del American Institute of Architects. Además, comparte un galardón, de la Sociedad de Ingenieros de los Estados Unidos, con la Torre Eiffel, la Represa de Assuan y el Canal de Panamá debido a sus características técnicas.

El proyecto cuenta con 28.000 m2 de superficie edificada en sus 31 pisos a los que se accede por 5 escaleras y 12 ascensores. Contiene 103 departamentos y 10 locales en planta baja. También, como incorporación avanzada en el contexto de la obra, se colocó un equipo de aire centralizado, una pileta y un sistema telefónico central. No tiene cocheras ni portero eléctrico, por lo que -a pesar de la cantidad de departamentos- todas las personas invitadas deben anunciarse en recepción.

El edificio fue construido por la empresa del Ingeniero Rodolfo Cervini, como lo describe la placa en el frente, a la derecha del portón de entrada. En 1994, la Asociación Estadounidense de Ingeniería Civil lo distinguió como «hito histórico internacional de la ingeniería».

Desde 1999 este edificio pertenece al Patrimonio Mundial de la Arquitectura de la Modernidad, por decisión de la UNESCO y en el mismo año, fue declarado Monumento Histórico Nacional.

Durante la intendencia de Osvaldo Cacciatore existió el proyecto de continuar la calzada peatonal de Florida por el actual tramo que pasa frente al edificio hasta el cruce con Avda. del Libertador.

Un estrecho pasaje llamado Corina Kavanagh separa al rascacielos Kavanagh del edificio del Plaza Hotel, que se ubica a pocos metros. Inicialmente ese pasaje fue pensado para que los habitantes del edificio pudieran ingresar directamente a la recepción del hotel.

Arquitectura

Su construcción escalonada dio lugar a terrazas jardín. Posee una forma similar a la proa de un barco, y por la orientación del edificio da lugar a la similitud de la misma apuntando hacia el Río de la Plata.

Según una encuesta realizada por el diario Clarín a 600 personas no especializadas en arquitectura, en el año 2013, fue elegido como el edificio más lindo de Buenos Aires.

¿Verdad o Leyenda?

Existe una historia urbana -también comentada en la película argentina “Medianeras”- que cuenta que Corina Kavanagh, miembro de una familia adinerada, aunque no patricia, hizo construir el edificio para obstaculizar la vista de la iglesia del Santísimo Sacramento, utilizada como sepulcro familiar de la familia Anchorena, como venganza por un romance no aceptado con un joven de esa familia. Algunos desestiman esta historia ya que no hay un correlato cronológico de los hechos, pero si es cierto que el único lugar desde donde es posible ver de frente la fachada de la basílica, es por la entrada desde el pasaje Corina Kavanagh.

La historia cuenta que Corina Kavanagh estaba enamorada de Aaron Anchorena, hijo de Mercedes Castellanos de Anchorena, que vivía en lo que hoy es la Cancillería y quien ordenó la construcción de la Basílica del Santísimo Sacramento. Pero como solía suceder, la madre del joven no aceptó el romance.

Corina, una mujer rencorosa, sabía que la familia Anchorena estaba por comprar un solar frente a la iglesia. Con el objetivo de impedirle la vista a la capilla, adquirió el terreno lindero y mando a construir bajo el sello de los arquitectos Gregorio Sánchez, Ernesto Lagos y Luis María de la Torre, el imponente Kavanagh con el único objetivo de impedirle a la familia Anchorena la vista a la iglesia.

Esta historia que pocos saben si es cierta o no forma parte de uno de los mitos más importantes de la Ciudad de Buenos Aires y le da un valor especial a este edificio que durante años se destacó por su estilo innovador para la época.

Una diferente historia cuenta que la propietaria mandó a construir la torre -financiada por la venta de campos pertenecientes a su familia- para asegurarse una renta de por vida. Además, en ese contexto no existía una ley que regulara la propiedad horizontal por lo que solo se podían alquilar los departamentos.

Actualmente -y desde el año 1999- integra al Patrimonio Mundial de la Arquitectura de la Modernidad por disposición de la UNESCO. También desde el mismo año se encuentra declarada como Monumento Histórico Nacional, por lo que todas las intervenciones o reparaciones deben ser acordes a los valores de 1936.

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