Los ministros de Exteriores de la OTAN se reúnen en una cita marcada por el empeoramiento de la situación en Ucrania frente a la ofensiva militar rusa y la incertidumbre ante los planes del nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, después de hacer bandera de que contactará con su homólogo ruso, Vladimir Putin, para poner fin al conflicto. El contexto se agrave además por la elección presidencial en Rumania, donde el nacionalista Calin Georgescu podría resultar ganador, crecen las protestas tipo Euromaidan en Georgia y la situación en Siria y Medio Oriente es también explosiva.
El último encuentro ministerial del año llega en un momento en el que la vuelta de Trump puede acelerar las negociaciones para un alto el fuego en Ucrania y provocar que la asistencia militar de Washington a Kiev flaquee. Es por ello que los aliados se reunirán con el ministro de Exteriores ucraniano, Andri Sybiha, en una cena informal para abordar los últimos acontecimientos en la guerra con la escalada rusa, cita en la participará también la flamante Alta Representante de la UE para Política Exterior, Kaja Kallas. El titular del organismo militar, Mark Rutte, como era de esperar, en una conferencia de prensa anunció que el apoyo a Ucrania permanecerá inalterable. Y descargó su verborragia contra Rusia y China.
En los cuarteles generales de la OTAN admiten preocupación por la situación en Ucrania, donde Rusia tiene la iniciativa y empieza a verse que Kiev deba sentarse a negociar un cese de las hostilidades, toda vez el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, habla de 2025 como el año para lograr la paz.
Por lo pronto, el ex secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, sugirió al gobierno de Ucrania la cesión temporal de territorios como opción para poner fin rápidamente al conflicto. «Esto no significa que Ucrania tenga que renunciar al territorio para siempre», aclaró, en una entrevista con Table Briefings. El noruego comentó que «Kiev podría recibir garantías de seguridad a cambio de la cesión temporal de territorios».
El ex jefe de la Alianza Atlántica consideró que «hay otras formas de armar y apoyar a los ucranianos». Pero Soltenberg no se quedó en eso: «Necesitamos una línea de alto el fuego y, por supuesto, esta línea debería incluir idealmente todos los territorios controlados actualmente por Rusia. Pero vemos que esto es poco realista en un futuro próximo».
Es así que fuentes aliadas, citadas por Europa Press, señalan que la OTAN reforzará su apoyo militar a Ucrania y debe dejar claro que el Kremlin no puede consolidar los territorios ocupados, ni incorporarlos legalmente a la Federación rusa, al mismo tiempo que se abren a cierta flexibilidad para encontrar una fórmula de paz.
Como sea, el guion sobre Ucrania parece determinado por los planes que proponga Trump cuando pise el Despacho Oval en enero. Pese a que Zelenski fija la adhesión de Ucrania a la OTAN como una de las premisas para empezar a negociar con Rusia, todas las fuentes consultadas admiten que la entrada de Kiev a la alianza está lejos de la unanimidad necesaria y muchos aliados consideran que no es el momento adecuado, empezando por Washington.
Así parece descartado un giro de última hora de Joe Biden antes de que Trump tome posesión en enero. Las condiciones en el terreno no han cambiado dramáticamente y los aliados siguen en su misma posición sobre la entrada de Ucrania, pese a que el plan de la victoria de Kiev prioriza la invitación a la OTAN como medida para fortalecer a Ucrania ante unas negociaciones.
El canciller de Alemania, Olaf Scholz, visitó Ucrania y afirmó que su país «seguirá siendo el principal apoyo de Kiev en Europa». El jefe de gobierno germano se presenta como adalid de la paz y defensor de la moderación para evitar una escalada entre las potencias occidentales y Rusia, según el sitio RFI.
«Desde hace más de 1.000 días, Ucrania se defiende de manera heroica contra la despiadada guerra de agresión rusa«, enfatizó el canciller alemán en una declaración transmitida a la AFP por un portavoz. La visita del canciller alemán tiene como objetivo expresar la «solidaridad» y apoyo de Berlín a Kiev, afirmó el portavoz. Pero también calmar a Zelenski, disgustado por la conversación telefónica que Scholz mantuvo con el presidente ruso Vladimir Putin, de la que no trascendieron detalles pero el solo hecho de haber ocurrido es suficiente para generar escozor en Kiev.
En Estados Unidos, mientras tanto, el The Washington Post publicó un crudo informe en que se destaca la decepción por la incapacidad de Ucrania para reclutar soldados. “Algunos miembros del gobierno opinan que, independientemente de lo que haga Washington, el ejército de Kiev seguirá superado sin muchos más soldados para sostener su lucha. Y, aunque aceleran los envíos de armas, crece la frustración con los dirigentes de Ucrania, que se han resistido a los llamamientos de Estados Unidos para que reduzcan la edad de reclutamiento en el país de 25 a 18 años”.
https://www.washingtonpost.com/national-security/2024/12/02/biden-trump-ukraine-russia/