Ante una multitud que se protegía como podía de la persistente llovizna que caía sobre la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco ofreció un mensaje cargado de esperanza y de exhortación a la paz al concluir el rezo del Ángelus.

Los asistentes, muchos de ellos refugiados bajo paraguas multicolores, escucharon atentos cómo el pontífice argentino alzó su voz en favor del respeto al derecho humanitario en medio de los conflictos que persisten en diversas partes del mundo. «La comunidad internacional lucha porque sea respetado el derecho humanitario», afirmó Francisco, haciendo eco de la necesidad de detener los ataques indiscriminados en las zonas de guerra.

Con tono firme, el Papa reiteró que las guerras son una derrota para la humanidad y lanzó un urgente llamado para que se ponga fin a los ataques contra hospitales, escuelas y lugares de trabajo. «¡La guerra es siempre una derrota!», expresó, remarcando la gravedad de los crímenes en estos contextos.

La esperanza del año jubilar

El Papa Francisco también destacó la importancia del año jubilar que recientemente comenzó, invitando a los fieles a convertirse en portadores de esperanza a través de gestos simples pero significativos. Su mensaje, directo y profundo, busca inspirar acciones concretas en favor de la paz, la justicia y la solidaridad.

Francisco alentó a los presentes y a todos los católicos del mundo a comprometerse activamente en este camino de transformación. «¡Hagámoslo todos! ¡Esta es la vía de la salvación!», exclamó con entusiasmo, invitando a todas las personas a convertirse en agentes de cambio para construir un mundo más justo y solidario.

Como parte de las celebraciones del año jubilar, esta misma mañana se llevó a cabo una ceremonia especial en la Basílica de San Pablo Extramuros, donde se abrió la quinta y última Puerta Santa. La ceremonia fue presidida por el cardenal norteamericano James Michel Havey, archipreste de la Basílica. La apertura de esta puerta simboliza un acto de misericordia y reconciliación, invitando a los peregrinos a renovar su fe y su compromiso con el amor y el perdón.

Un jubileo de puertas abiertas

El Papa ha dispuesto que este año jubilar sea una oportunidad para abrir puertas no solo simbólicas, sino también reales. Además de las Puertas Santas de las cuatro basílicas pontificias —San Pedro en el Vaticano, San Juan en Letrán, Santa María la Mayor y San Pablo Extramuros—, Francisco ordenó la apertura de una Puerta Santa en la prisión romana de Rebibbia. Este gesto, profundamente significativo, busca llevar el mensaje de esperanza y redención a aquellos que se encuentran privados de libertad.

El Papa concluyó su mensaje pidiendo la intercesión de María, a quien se refirió como «la estrella que guía a Jesús». Con una voz llena de esperanza, invitó a todos a ser «testigos luminosos del amor al Padre» en un mundo que necesita más que nunca de la luz de la paz y la reconciliación.

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