En el acelerado entorno laboral actual, el estrés se convirtió en un compañero indeseable para muchos empleados. Con plazos cada vez más largos, correos electrónicos interminables y la presión constante por rendir, no es de extrañar que el estrés en el lugar de trabajo esté en su nivel más alto.
Pero acá tenés la buena noticia: no tenés por qué aceptar el estrés como una parte inevitable de tu jornada laboral. Existen técnicas rápidas y eficaces que podés utilizar para reducir tus niveles de estrés y recuperar tu productividad y tranquilidad.
1. El triaje de tres tareas
En lugar de ahogarte en una abrumadora lista de tareas pendientes, comenzá el día haciéndote esta sencilla pregunta: "¿Cuáles son las tres actividades que necesito completar hoy para que este día parezca un éxito?". Esta técnica te obliga a priorizar y concentrarte en lo que realmente importa. Al concentrarte en estas tres tareas cruciales, vas a sentir que tenés más control y menos agobio por el mar de responsabilidades que se arremolinan a tu alrededor.
2. El embargo del correo electrónico
Acá hay una estadística impactante: según el test online "¿ Cómo se comparan tus habilidades de gestión del tiempo? ", el 66% de las personas consultan su correo electrónico a primera hora de la mañana. Pero acá está el truco: quienes lo hacen tienen un 82% más probabilidades de perder más de la mitad de su tiempo en el trabajo.
En lugar de sumergirte en tu bandeja de entrada tan pronto como te despertás, intentá implementar no ver tu correo electrónico durante la primera hora de tu jornada laboral. Utilizá este tiempo para planificar tu día, abordar tu tarea más importante o simplemente disfrutar de tu café a la mañana en paz. Te sorprenderá de lo mucho que esto reduce tus niveles de estrés y aumenta tu productividad.
3. La distracción de las golosinas
¿Recuerdas el famoso experimento de las golosinas? Los niños que lograron no comérselas no se quedaron sentados mirándolas, sino que se distrajeron. Podés usar la misma técnica para controlar el estrés en el trabajo. Cuando sientas que la ansiedad se apodera de vos, no intentes ignorarla ni apartarla.
En lugar de eso, asigná estratégicamente tu atención a otra cosa. Participá en una actividad de aprendizaje rápida, comenzá un proyecto pequeño y manejable o tené una breve charla con un colega sobre un tema que no tenga que ver con el trabajo. Al redirigir tu atención, no estás permitiendo que el estrés sea la golosina que consuma tu atención.
4. La inyección de optimismo
Nuestras investigaciones muestran que solo el 13 % de las personas tienen un alto nivel de optimismo, pero quienes lo tienen están mucho más inspirados para dar lo mejor de sí en el trabajo. Si bien no siempre podés controlar tus circunstancias, sí podés controlar tu perspectiva. Probá esto: al final de cada día de trabajo, escribí tres cosas en las que te haya ido bien o por las que estés agradecido. Esta sencilla práctica puede ayudarte a cambiar tu mentalidad del estrés y la negatividad al optimismo y la resiliencia.
5. La técnica del autodistanciamiento
Cuando te encontrás repitiendo mentalmente una situación laboral estresante, es fácil dejarse llevar por las emociones. En lugar de eso, intentá ver la situación desde una perspectiva en tercera persona, como si le estuviera sucediendo a otra persona. Esta técnica de distanciamiento puede ayudarte a reducir la intensidad emocional de la experiencia y permitirte pensar de manera más estratégica sobre cómo abordar la situación.
6. El impulso del aprendizaje
Existe una fuerte relación positiva entre lo que las personas aprenden en el trabajo y cuánto aman su trabajo. Cuando te sientas estresado, tomate unos minutos para aprender algo nuevo relacionado con tu trabajo. Puede ser un video tutorial rápido, una publicación de blog sobre las tendencias de la industria o una nueva función en un software que usás. Esto no solo te distrae del estrés, sino que también aumenta tu satisfacción y competencia laboral.
7. El impulso de la proactividad
Sentirse fuera de control es una de las principales fuentes de estrés en el lugar de trabajo. Combatí esta situación tomando medidas proactivas, por pequeñas que sean. Actualizá tu lista de tareas pendientes, ordená tu escritorio o comunicate con un colega sobre un proyecto que estuviste posponiendo. Estas pequeñas acciones pueden ayudarte a sentirte más en control y menos a merced de las presiones externas.
8. La red optimista
Recordá que el optimismo es contagioso. Hacé un esfuerzo consciente para pasar más tiempo con tus colegas más optimistas. La actitud positiva puede ayudar a equilibrar el pesimismo que puedas encontrar en otros ámbitos y aumentar tu propia resiliencia al estrés.
9. El reinicio por microruptura
A veces, la mejor manera de reducir el estrés es alejarse un poco. Salí a caminar durante cinco minutos, hacé algunos ejercicios de respiración profunda o simplemente mirá por la ventana y dejá que tu mente divague. Estos microdescansos pueden ayudarte a restablecer tus niveles de estrés y mejorar tu concentración cuando regreses a tus tareas.
10. El cambio del lugar de control
Las personas con un alto nivel de control interno (aquellas que creen tener poder sobre sus vidas) tienden a experimentar menos estrés. Cuando te enfrentes a una situación estresante, pregúntate: "¿Qué aspectos de esta situación puedo controlar o influenciar?". Centrando tu energía en esos elementos, en lugar de preocuparte por factores que están fuera de tu control.
Recordá que reducir el estrés en el trabajo no consiste en eliminar por completo toda la presión o los desafíos, sino en gestionar tu respuesta a estas presiones y mantener tu productividad y bienestar. Si incorporás estas técnicas rápidas a tu rutina diaria, vas a poder crear una experiencia laboral más positiva y menos estresante. ¿Y quién sabe? Puede que termines convirtiéndote en ese colega optimista con el que todos quieren estar.