Una encuesta reveló que el 81,9% de los adultos tienen el hábito de la lectura, con un
promedio de casi 5 libros impresos y más de 3 digitales por año. La letra chica de un
mercado que superó los 9.000 millones de dólares.
Por Fernando Capotondo
“Cuando era niño, los libros eran un lujo. No había bibliotecas en los pueblos y los pocos
libros que caían en mis manos eran leídos y releídos, hasta que sus páginas se gastaban.
Cada libro era una semilla plantada en mi mente, y esas semillas florecieron para dar forma
a todo lo que escribí después”, declaró en alguna oportunidad el escritor Mo Yan, el orgullo
de las letras chinas que en 2012 fue distinguido con el Premio Nobel de Literatura.
Medio siglo después, la reflexión del autor de “Sorgo Rojo” funciona como una referencia
ineludible para analizar cómo aquel país en el que los libros eran un artículo excaso, se
convirtió en uno de los mayores mercados editoriales del mundo, con cientos de miles de
títulos publicados por año y un volumen actual de lectura de 15.500 libros por minuto,
según se desprende de la última Encuesta Nacional de Lectura, publicada por la Academia
de Prensa y Publicaciones de China (CCPA, por sus siglas en inglés).
En efecto, el último relevamiento de la CCPA precisó que el 82,1% de los adultos chinos
leyó libros con cierta regularidad durante 2024, con un promedio de 4,8 obras impresas y
3,5 electrónicas por persona. Los resultados de la encuesta fueron aún más alentadores con
los menores de edad, quienes leyeron en promedio 11,7 libros en el año, en su inmensa
mayoría en versiones digitales.
“Se ha constatado una creciente integración de los métodos de lectura digital en la vida
cotidiana de los ciudadanos, con alrededor del 40% de los adultos desarrollando el hábito
de escuchar audiolibros y aproximadamente el 80% participando en la lectura a través de
teléfonos móviles”, gracias a plataformas como WeChat Reading, Himalaya o JD.com,
según se informó, agregó el informe.
La magnitud de la circulación de libros en China resulta difícil de pensar en comparación
con algunos países latinoamericanos, donde la tirada promedio de una novela hoy apenas
acaricia los 2.000 ejemplares.
Por citar un ejemplo, el manga “Kingdom” del japonés Yasuhisa Hara se consolidó como
uno de los libros más vendidos en China durante 2024, al alcanzar más de 110 millones de
copias en circulación, incluyendo las versiones digitales.
El lector digital
En este marco, uno de los errores más habituales que se cometen al observar el mercado
editorial es circunscribir todos los análisis a las ya conocidas caídas de las ediciones
impresas. Los especialistas prefieren explicar hoy que tanto la oferta de contenidos como
los formatos de lectura se han diversificado tanto, que incluso se animan a plantear que el
hábito de la lectura está en un momento más que interesante en términos históricos.
Al respecto, un reciente informe publicado en la Cuarta Conferencia Nacional sobre
Lectura en Taiyuan, provincia de Shanxi, reveló que el número de lectores digitales en
China alcanzó los 670 millones durante 2024, lo que representó un aumento interanual del
17,52%.
El número total de material de lectura digital trepó a los 63 millones (un 6,31% más que el
año anterior) de los cuales los libros electrónicos y la literatura online representaron el
67,55% y los contenidos de audio el 32,45% restante, según el Informe de Lectura Digital
de China 2024.
Un párrafo aparte para destacar que los ingresos de este segmento alcanzaron los 66.000
millones de yuanes (poco más de 9.000 millones de dólares) durante 2024, lo que significó
un aumento del 16% interanual.
“En los últimos cinco años, China sumó 176 millones de lectores digitales”, afirmó Zhang
Yijun, el vicepresidente de la Asociación China de Audio, Video y Publicaciones Digitales,
en declaraciones difundidas por el oficialista Diario del Pueblo.
Por su parte, el director de la Biblioteca Provincial de Shanxi, Cai Yanqing, reconoció que
“la lectura digital se está volviendo cada vez más popular” y destacó que “ahora existe una
amplia gama de opciones para diferentes necesidades, como los audiolibros que ayudan a
los lectores de mayor edad y otros recursos que se adaptan a las personas con discapacidad
visual”.
“La tecnología de inteligencia artificial impulsó la modernización de la lectura digital en la
creación de contenidos, la integración editorial y la difusión cultural”, agregó Yu Hang, el
presidente de Migu, la unidad de contenidos digitales de la empresa China Mobile.
Leo, luego existo
Otro aspecto que los expertos suelen destacar es que el creciente desarrollo de las
producciones audiovisuales - impulsadas desde las redes sociales - no implica el abandono
de la lectura como un consumo cultural que, si bien puede ser visto como algo tradicional,
se encarga de reinventarse a sí mismo con un sorprendente éxito, al menos en China.
“No creo que sea necesario exagerar el impacto que tienen los videos cortos en la lectura,
porque son dos formas de expresión que no se oponen entre sí”, explicó Sun Jiashan, un
investigador de la Academia Central de Cultura y Administración Turística, en
declaraciones al Global Times.
Para Sun, “muchos videos cortos son de alta calidad y pueden mejorar la eficiencia lectora,
al inspirar a los usuarios de internet a profundizar en sus lecturas. Por lo tanto, lo
importante es la calidad del contenido, no el formato en sí”.
Del otro lado del mostrador, el decano de la Facultad de Ciencias de la Educación de la
Universidad de Hunan, Liu Tiefang, sostuvo que “las obras clásicas tienen un valor
fundamental frente a preguntas esenciales sobre el sentido de la vida y cómo podemos ser
mejores”, en contraposición con “la tecnología de IA que solo puede abordar eficazmente
las cuestiones más ‘sencillas’ del mundo”.
“La lectura de los clásicos tiene un valor irremplazable, porque guía a las personas a
reflexionar sobre su propia identidad”, insistió Liu en declaraciones a Rednet News.
Más allá de eventuales polémicas sobre cuáles son las lecturas de mayor valor, lo concreto
es que China se mantiene como uno de los principales mercados editoriales del planeta, con
un número de obras leídas que parece sacado del Guinness de los récords. Como muestra
bien valen los10 millones de novelas que lleva vendidas Mo Yan, el Premio Nobel de
Literatura que en su infancia gastaba las páginas de los libros de tanto releerlas.