El dolor es uno de los factores que impiden que los pacientes acudan al odontólogo para realizar un tratamiento bucal preventivo. Sin embargo, investigadores de la Facultad de Odontología de la UBA encontraron la manera de poder eliminar las caries sin provocar molestia alguna al paciente.
“Cuando hablamos de tratar las lesiones de caries, hacemos referencia a remover parte del tejido que está afectado para luego continuar con la restauración de la lesión. Es decir, devolverle al diente la forma que tenía previamente”, aclara el Prof. Dr. Aldo Squassi (MN 17692), vicedecano de la Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires.
“Tradicionalmente, cuando un paciente va a un consultorio a hacerse atender por esta afección, el profesional utiliza un instrumento que funciona a alta velocidad, comúnmente llamado torno, el cual permite remover cierta cantidad de tejido que está afectado por ese proceso de caries: a medida que la caries se ubica más en profundidad, hay que utilizar más a fondo dicho instrumental”, explica.
Si bien este procedimiento es el más utilizado actualmente, tiene una serie de desventajas, como el costo de la intervención, el posible compromiso de los tejidos, que a veces se pueden remover de más, hasta el dolor que muchas veces le genera al paciente. Para paliar este tipo de inconvenientes, desde hace unos años, en la Facultad de Odontología de la UBA, se comenzó a explorar la utilización de terapias químicas, que son agentes que permiten remover las caries mediante un tipo de solución química. Mediante este novedoso tratamiento, sólo se removerán los tejidos afectados por medio de una enzima que se extrae de la papaya.
“Puntualmente, en la tesis nos centramos en una enzima, que se llama papaína, la cual se extrae de la papaya. Es una enzima que tiene propiedades que degradan estructuras que están dentro de la lesión de la caries”, explica Fiorella Ventura, odontóloga y Jefa de Trabajos Prácticos de la cátedra de Odontología Preventiva y Comunitaria y aclara: “nos propusimos desarrollar un sistema que lo que hace es generar una aglomeración, como un conjunto de ‘pelotitas’ de esta papaína, la cual se lleva a cabo mediante radiación y otros procesos químicos y físicos”. A causa de la producción de dicha “aglomeración” se logra un doble beneficio.
Por un lado, permite que la papaína sea más activa, es decir, que quite la mayor cantidad de estas estructuras y tejidos comprometidos. Por otra parte, este método permite que no se difunda al nervio y a las estructuras internas de la pieza dentaria, evitando así todos los efectos colaterales y no deseados que tenían los productos anteriores, como por ejemplo la eliminación del dolor que siente el paciente.
“De esta manera, nos quedamos solo con el efecto enzimático deseado, que es la degradación de la parte comprometida”, afirman los investigadores.
Hasta el momento la investigación se encuentra en pleno desarrollo y se espera que a finales del año próximo ya se esté utilizando en pacientes.