Desde 1845, la marca escribe un relato de coraje, autenticidad y superación, manteniendo intacta una fórmula que la hace única.

¿Cómo se explica que una receta creada en 1845 siga tan vigente 180 años después? La respuesta radica en un principio inalterable: la fidelidad a los valores que la originaron y el lazo emocional con los consumidores que, en Argentina, la convirtieron en un verdadero símbolo de identidad.

Esa es la historia de Fernet Branca, que comenzó en una botica de Milán cuando Bernardino Branca, un visionario autodidacta y alquimista, desarrolló una bebida única seleccionando cuidadosamente botánicos recolectados artesanalmente de los cuatro continentes.

Desde su nacimiento, la compañía se concibió como un negocio familiar, algo que se mantiene al día de hoy. Incluso en tiempos en los que era impensado, María Branca -esposa de uno de los hijos de Bernardino, Stefano- asumió el liderazgo. Hoy, es Niccolò Branca —quinta generación— quien continúa al frente, defendiendo el mismo método artesanal de producción.

Lo familiar no quitó la ambición global, todo lo contrario. Tal es así que, a fines del siglo XIX, Fernet Branca no solo había conquistado Italia, sino que ya empezaba a dejar su huella en mercados de todo el mundo. La inmigración italiana fue crucial para llegar a nuevos paladares, quienes llevaban consigo botellas de Fernet Branca hacia horizontes por conocer.

En 1941, Fernet Branca abrió su primera planta en Buenos Aires. Desde entonces, la Argentina se convirtió en su segunda casa y el lugar donde nació un ritual inconfundible: el Fernet Branca & Cola. Más que una bebida, un emblema cultural.

En la Argentina, Fernet Branca trascendió la categoría de bebidas. Es parte de la cultura popular, es un punto de encuentro natural, alrededor del cual suceden cosas verdaderamente significativas para los argentinos; un verdadero símbolo de pertenencia. Ese amor convirtió a la marca en un ícono de identidad nacional.

No cambiar, la clave del éxito de Fernet Branca

En un mundo donde todo cambia, Fernet Branca reafirma que la clave de su éxito fue, y sigue siendo, no cambiar lo que realmente importa y mantenerse fiel a sí mismo. Con 180 años de trayectoria, la marca celebra no solo un legado que trasciende, sino también la comunidad que la ha hecho parte de su día a día. Desde compartir un vaso en familia o entre amigos hasta convertirse en protagonista de celebraciones, festivales y tradiciones populares, Fernet Branca sigue escribiendo capítulos de autenticidad, impulsado siempre por el coraje que lo define.

Desde su nacimiento en 1845 en una botica de Milán hasta la actualidad, Fernet Branca mantuvo intacta su fórmula que lo hace única y escribió una historia de coraje, autenticidad y superación. Y se convirtió en un símbolo de identidad en Argentina.

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