luna roja

El próximo domingo 7 de septiembre de 2025 el mundo será testigo de un fenómeno astronómico único: una Luna de Sangre. 

Se trata de un eclipse lunar total que convertirá al satélite natural en un disco rojizo y que será visible desde gran parte del planeta.

Un fenómeno astronómico esperado

El eclipse comenzará a las 15:28 (Tiempo Universal) y se extenderá hasta las 20:55, alcanzando su fase más intensa entre las 17:30 y las 18:52. Durante ese lapso, la Tierra se interpondrá entre el Sol y la Luna, proyectando su sombra sobre esta última. La luz solar que atraviesa la atmósfera terrestre se refracta y dispersa, filtrando las longitudes de onda azules y permitiendo que solo pasen las rojas, lo que tiñe la Luna de ese color característico.

Con una duración total de 5 horas y 27 minutos —de los cuales 1 hora y 22 corresponderán a la fase de totalidad— será el eclipse lunar total más prolongado desde 2022. Astrónomos y aficionados coinciden en que esta será una de las citas más destacadas del calendario celeste de 2025.

Dónde podrá observarse la Luna de Sangre

El hemisferio oriental será el gran beneficiado en esta ocasión. África, Europa, Asia, Australia y Oceanía tendrán la posibilidad de presenciar el fenómeno en plenitud, con millones de personas siguiendo cómo la Luna se transforma lentamente en un resplandeciente disco rojo.

En África el eclipse coincidirá con el anochecer, mientras que en Japón, Australia y Nueva Zelanda se podrá observar en las primeras horas del amanecer. América no contará con tanta suerte: buena parte de sus regiones quedarán fuera por la luz diurna, aunque algunos sectores de Brasil, Alaska y Hawái podrán ver al menos un tramo parcial. En total, más de 7 mil millones de habitantes estarán bajo el cielo de este eclipse, y unos 6,2 mil millones podrán disfrutar de la fase completa, de principio a fin.

Qué significa un eclipse lunar total

Los eclipses lunares solo se producen cuando la Luna está en fase llena y se alinea de manera precisa con la Tierra y el Sol. Cuando el planeta bloquea la luz solar directa, nuestro satélite se sumerge en la sombra terrestre. Lejos de desaparecer, adquiere un tono rojizo que le da nombre al fenómeno: “Luna de Sangre”.

El mecanismo es el mismo que pinta de rojo el cielo durante los atardeceres. La atmósfera terrestre actúa como un filtro: dispersa la luz azul y deja pasar únicamente los tonos cálidos, que se proyectan sobre la superficie lunar.

El eclipse de septiembre será, por su extensión y visibilidad, una ocasión excepcional para observar este proceso en todo su esplendor. Quienes tengan la oportunidad de contemplarlo a simple vista o con telescopio, vivirán una experiencia difícil de olvidar.

 

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